Gran Bretaña, Irán, Gran Bretaña...
En el imaginario político las guerras son importantes razones para justificar el accionar de un estado. Se argumenta a favor o en contra de ellas, se utilizan excusas para y por la guerras, se producen acercamientos o distanciamientos estratégicos de algunos países en función de teorías de guerra propias o ajenas pero son entre todos los pretextos de los gobiernos los que se vuelven irrefutables, son el punto de inflexión o se está con nosotros o se está con el enemigo. Las guerras son grandes motivadoras de unión, algarabía, fanatismo, determinaciones que en otras circunstancias serían inadmisibles.
En Argentina, hoy hay presos políticos porque en el imaginario de un juez hemos estados (¿o estaremos aún?) en guerra con Irán, sí para él hubo (¿hay?) una guerra entre Argentina e Irán y con ese pretexto se encarceló a varios opositores ex funcionarios del gobierno anterior so pretexto de favorecer al enemigo. Tal cual.
En el mundo real aún se recuerdan los resabios de la guerra con Gran Bretaña en el Atlántico Sur durante la última dictadura militar. Esa guerra que sí existió favoreció la instalación de bases militares de la OTAN en Malvinas y la declaración de una zona de exclusión determinada unilateralmente por los británicos que hasta la fecha sigue vigente y limita la navegación y la explotación por parte de nuestro país de las riquezas allí reservadas.
En este contexto el gobierno de Macri pretendió la autorización de maniobras conjuntas en nuestro mar que el Congreso de la Nación no autorizó. Pero ¿Se había comprometido el presidente con Obama y con Trump para intervenir en dichos ejercicios?
La nota de Horacio Verbitsky se pregunta por la situación del submarino, algo por demás extraño máxime por la simultaneidad de ejercicios navales en el sur de Chile...
IXX, dic2017